La plenitud como medida colmada, la armonía como condición de equilibrio permanente y la dicha como coherencia con el corazón son estados naturales del Ser, no porciones de placer transitorio.
Las dificultades se presentan cuando se actualiza la memoria de experiencias desagradables que se vuelven a recrear en base a las emociones y condicionan nuestras respuestas alejándonos de quienes somos.
La experiencia de permitirnos sentir esas emociones, darles un lugar y empezar a observarnos, cada vez más nos acerca a la noción de que el lujo es la presencia, la atención, el cuidado, para poder construir una vida sostenible, alineada a nuestro Ser esencial.
«La infelicidad y la insatisfacción con la vida no son signos de enfermedad mental, sino de creciente inteligencia”
Ken Wilber
de dónde venimos,
una sola experiencia tiene el poder de instalarse con su sello químico. Observar con mirada ampliada y desde la experiencia corporificada de qué escenarios venimos nos permite redescubrirnos.
lo que hicimos con eso,
a partir de ese escenario de infancia estructuramos formas de ser, vamos a tomar contacto, las empezamos a escuchar y reconocer en el cuerpo.
¿Cómo me aseguro el afecto de mi entorno familiar?
una nueva experiencia,
lo que siento me da la pauta de lo que necesito, necesitamos oxigenar para abrirnos a la experiencia de otra manera porque si no se donde estoy no tengo libertad para elegir.
¿Cómo es para cada uno la apertura del corazón?
Te invito a un proceso de comprensión e indagación personal en búsqueda de una vida alineada, conectada y sensible para que puedas expandirte y elegir vivir en coherencia con tu corazón.
Vamos a integrar la dimensión de tu cuerpo para que te conozcas, te presto mi conexión y mi seguridad para que puedas contactar con tus posibilidades hoy.
Para entrenar la presencia y caminar hacia el florecimiento de nuestra vida, dejar de ser la repetición y ser la evolución dentro de nuestro sistema.
Comparto mi camino hacia el florecimiento del Ser