A mis 17 me diagnosticaron depresión
No depresión como la usamos coloquialmente
Depresión como enfermedad, con medicación. En ese combo, también habían ataques de pánico repentinos, ansiedad, enuresis y terrores nocturnos.
Me recetaron fluoxetina, un antidepresivo. Y bromazepam para dormir.
Ambos, dos veces al día.
Ambos.
Sus mejores intentos de ayudar en dos cápsulas.
¿Sabes lo que es eso para un adolescente en desarrollo? En plena poda neuronal.
La peor basura.
Fue el período ‘drogui’ de mi vida.
La evitación por excelencia y escucha lo que te digo: ¿sabes qué? estuvo bien.
Y te digo más:
Estuvo muy bien.
Porque mucho más basura tenía adentro y no la podía digerir y me estaba destrozando.
Me estaba yendo. La medicina tradicional no sabía cómo ayudarme, así que ocultaba los síntomas. Y yo no sabía en qué otro lugar buscar. Si me conoces, esto te va a resultar impactante: hacía cola en el sector de psiquiatría del hospital público de Salto con un carne de crónica. Así.
Pero… pero… pero… la medicación me enseñó que ‘calladita te vez más bonita’.
Y si, no te voy a mentir, no soy promotora de los ansiolíticos, pero mejor fluoxetina que el suicidio.
Mejor bromazepan para dormir, que quedarse en la vigilia permanente por miedo a morir.
Mejor fluoxetina que un tiro en la cien.
Y por falta de armas no sería ( lo cuento en este post )
La vida desea avanzar y me moví de ahí.
‘No es esto lo que quiero para mi’ me susurraba internamente ‘algo tiene que pasar’
Y pasaba…
Y me movía…
La infelicidad y la insatisfacción con la vida no son signos de enfermedad mental, sino de creciente inteligencia dice Ken Wilber
Siempre me moví buscando una vida mejor, buscando bienestar, hasta que me di cuenta que lo que necesitaba era integrar. Aceptar. Conectar.
Y mi mundo interno se fue ampliando en estos más de 25 años que pasaron.
Fui haciéndome cargo de lo propio y fui ofreciendo algo mejor a los que me rodean.
Hoy, con una caja de herramientas amplia y combinando metodologías acompaño procesos de comprensión e indagación personal y grupal en búsqueda de una vida alineada, conectada y sensible para que podamos expandirnos y elegir vivir en coherencia con lo que somos.
Me crié en una villa al sur de Buenos Aires
Por supuesto, el mundo material es reflejo del mundo interno que nos rodea, así que a eso sumale niveles de carencia interna, violencia y rusticidad
violencia física, emocional, psicológica, material, un combo explosivo
Miraba todo como desde arriba sin poder entender qué hacía ahí
algo no cerraba
Había algo en mi, algo pujaba adentro y me decía que tenía que salir de ahí urgente , viví con esa sensación muchos años
Hasta que me surgió una oportunidad y ese día agarré un jean, una remera y me fui de mi casa
4 de julio de 1997
casi un delirio
15 años, sin permiso de menor
crucé la frontera escondida en el auto tapada con frazadas para que nadie me descubriera
Así volví a Uruguay
Hoy sé que ahí empezó mi búsqueda interior
Cuando di ese paso delirante y arriesgado que me cambió la vida
Y te digo más, después de eso encontré dolor, terrores nocturnos, pesadillas y más dolor
Ordenando ese dolor, comprendiendo que hice con eso, y la cantidad de creencias que tenía sacralizadas y que me organizaron durante tantos años la forma de vivir fui expandiendo mi forma de estar y acompañandome cada vez más en lo que va sucediendo, no puedo cambiar los factores externos, pero si puedo elegir como responder a eso.
Pero antes tuve que atravesar la depresión, la medicación, años de cara hinchada
cuerpo hinchado. Olvidos. Represión
y transitar toda mi historia para darle una nueva mirada y animarme a pasarla por el cuerpo …
El dolor opacado, dopado, drogado, como quieras
años sumida en una vida sin sentido
Y volver a revisar
Y volver a revisar una vez más
Revisé mi historia desde distintos enfoques en los últimos 25 años, todos le dieron voz a mis partes heridas de algún modo
Con un compromiso profundo con mi desarrollo, empecé a dar pasos a mi favor
una vez y otra más, a integrar el dolor, a traerme al cuerpo
a decirle que SI, aquí estoy para mí
Hoy pongo mi dolor, mi experiencia, mi manifestación y mis recursos al servicio de las personas.
Empecé trabajando en prensa a los 19 años. Luego, estudié publicidad. Y después de muchos años trabajando en marketing y comunicación, el interés por el comportamiento humano y mi propio camino de indagación me inspiraron a comenzar mis estudios en la facultad de psicología y en paralelo formarme como terapeuta. También tengo un diplomado en primera infancia en el instituto de lactancia materna y cursé salud mental perinatal en el Instituto europeo de salud mental que dirige Ibone Olza.
Es así que di un giro a mi carrera en búsqueda de mayor consciencia de mi mundo interno y mi forma de vivir y trabajar.
Me cuestiono elementos fundamentales de nuestra existencia, la crianza, el proyecto vital, nuestro potencial, la recuperación del asombro, el liderazgo, el sentido de lo que hacemos a diario, nuestro diseño original, y lo que significa libertad de Ser.
Desarrollo mi participación en el mundo con todo lo que hago.
Actualmente, me encuentro finalizando la formación de terapeuta bajo el abordaje terapéutico transpersonal, investigando sobre el trauma y la creatividad, creando piezas que me permitan expresarme, gestionar e integrar emociones así como iluminar otras facetas en mi proceso personal como lo es la carrera de diseño industrial en la que estoy incursionando.
Estoy convencida de que el mundo sería un lugar mejor si pudiéramos trascender el dolor y usarlo como energía creadora que nos conduzca hacia el florecimiento de nuestra vida.
La plenitud como medida colmada, la armonía como condición de equilibrio permanente y la dicha como coherencia con el corazón.